viernes, 21 de noviembre de 2014

¿Qué tiene una taberna para ser la primera en Tripadvisor? Taberna Luque

¿Taberna Luque? ¿Dónde está? ¿En Blanco Belmonte? Sí, la calle que baja desde la zona centro hasta las inmediaciones de la Mezquita. Una calle llena de bares para turistas. Pues allí fuimos.

Pequeña, recogida, 4 mesas dentro y otras 4 fuera. Si tenemos en cuenta que en Tripadvisor se encuentran a fecha de hoy casi 700 recomendaciones positivas quiere decir que todos los que por allí han pasado les ha gustado.

La mayoría de los usuarios ese día, un viernes al mediodía lluvioso, eran forasteros. ¡Hay que ver cuánto turista hay ahora en Córdoba! Si antes era en primavera, Semana Santa, Patios y Feria de Mayo. Y ahora hay hasta autobuses grandes para una visita rápida de la ciudad.

El personal era un camarero, una señora en barra y alguien en cocina. El camarero era y es un profesional como la copa de un pino. Punto primero para que los puntos Trip. Mesa con mantel de tela blanco y una botella de aceite virgen extra ecológico, de la marca Luque: eso no es normal, tan buena presentación de la mesa. Punto dos.
Como tardaban los colegas, pedí un fino. Sólo tenían el Saavedra de Bodegas Maillo, a mi gusto uno de los mejores finos de la DO Montilla-Moriles. El precio es 2 euros, alto. Como dice un colega, él paga 2 euros por uno bueno. Punto tres, tener un muy buen fino en un bar de turistas.
Cuando estábamos todos, trajeron unas tapas de queso fresco y rulo con carne de membrillo y bollos de pan caliente, que sirvieron para catar el aceite. Buena y original tapa.
Dentro de la taberna, tiene una exposición de aceites, de la marca Luque y de otras de Córdoba.

Pedimos un revuelto de espinacas, gambas y piñones. Bien presentado (la foto es cuando ya quedaba poco). Buen plato, con el mismo sabor como si lo hiciéramos en casa. El precio del plato 9 euros, normal en estos tiempos, quizás algo alto para otros bares de la zona.

De segundo plato, unas croquetas. No sé realmente porqué se piden croquetas fuera de casa. Quizás las nuestras, las de casa, son realmente buenas. Estas eran correctas, las he probado peores, pero eran de masa normal con algún trozo de jamón, picadito, picadito.
El precio de las raciones y al menos 7 consumiciones 36 euros, 12 por cabeza. Lo considero correcto pero algo subido de precio. Relación calidad-precio, 8,0.
En conclusión, un buen y agradable sitio para comer, pequeño, cómodo, con muchos detalles, bien atendido, al estilo de muchos pequeños restaurantes en Centroeuropa. ¿Vale ser el mejor? Pocos cordobeses conocen la taberna Luque, pero está claro que buenos y simples detalles, y un buen servicio es fundamental.





Una visita guiada a Toro Albalá

Y no podía ser dicho de otra manera. La responsable de marketing de la Bodega Toro Albalá, Pilar Bujalance, y Rosario Sánchez, propietaria e hija de Antonio Sánchez, nos guiaron en el recorrido por la bodega de Aguilar de la Frontera.
Esta bodega siempre se ha caracterizado por la calidad de sus vinos, que le ha hecho que quizás sea más valorada fuera que dentro de España. A ello ha contribuido los distintos premios conseguidos y al reconocimiento por parte de críticos y revistas internacionales, logrando el cénit de los vinos actualmente: los 100 puntos Parker.
La bodega se fundó en 1922 en el sitio donde antes estaba una fábrica de electricidad, y de ahí viene el nombre que se dan a parte de sus vinos, Eléctrico o 3 fases.
No partió de cero, ya que existía desde 1844 y tan sólo fue cambiar de ubicación a la actual. En la entrada se puede encontrar una mención a la calidad de sus vinos en una exhibición de 1877.
El fino Eléctrico es uno de los mejores finos de la DO Montilla-Moriles.

La visita comenzó por la sala de cata, una maravilla de la recopilación de revistas, artículos y libros de enología. La erudicción que se palpa en el fresco ambiente de la sala de cata indica como ella nos señaló, la laboriosidad de la bodega en intentar conseguir el mejor producto posible. 
Según nos comentaba Pilar, Toro Albalá no tiene viñedos propios y lo que hacen es comprar el mosto ya fermentado, ya que su mejor tesoro son las barricas, muy antiguas y posiblemente alguna aún sea de los tiempos de la primera bodega del siglo XIX.
Tras pasar por los depósitos donde se guardan los mostos, nos acercamos a la zona de embotellado: realmente una máquina embotelladora pequeña, lo que indica que no es la alta producción de botellas lo que va buscando esta bodega.
Es más bien, dirigirse a públicos entendidos y también exclusivos, donde Toro Albalá tiene un buen mercado. Esto viene a cuento porque nos detuvimos por la zona de embotellado a mano, taponado y lacrado también a mano. En particular se estaba embotellando PX de 1965 y de 1984.
Como se puede observar se trata de un producto de una exquisita presentación, y en particular se estaba embotellando una partida de 600 botellas para clientes extranjeros.

En cuanto a los vinos, pues debo decir que cada día me gustan más los vinos de nuestra DO, los finos, olorosos, amontillados y PX. En el caso de esta bodega, los vinos que porobamos directamente de la bota estaban realmente buenos.
Comenzamos por una cata de Fino Eléctrico, directo de la bota, un solera que podría tener unos diez años. Aroma ligero a reducción para después salir notas de frutos secos.
En boca, seco, con buen retrogusto y persistente. Parece que en boca va a ser duro pero en realidad es suave porque tiene mucha complejidad.


El amontillado sacado también de la bota era un compendio de aromas: avellanas, almendras, y más notas agradables. En boca es muy sedoso, a diferencia de otrtos amontillados, este es redondo sin aristas, salino, pero algo dulce. Lo que se dice un amontillado totalmente equilibrado.
En la foto se ve el color del amontillado, viejo, oxidado, y totalmente hecho. Otros amontillados dan en boca una sensación muy ácida, éste no. Ligeramente amargo, un poco astringente y persistente. El vasito olía a  amontillado y estaba ya vacío. Un perfume.

Por último tomamos, gracias a Pilar, un poco de dulce PX 1946. En la foto se ve que se está venenciando un líquido muy denso, negro.
Huele a café, cacao, torrefacto, a resoli, ese licor de café.
Exquisita nariz.
En boca apenas se nota la carga de azúcar, es un todo, recubre la boca. Algo amargo, como chocolate puro, y también algo astringente. Persistente, muy largo. Este vino es uno de los 100 puntos Parker. Una suerte haber sido afortunado en probarlo, porque tiene un precio....

Por último, la visita con los futuros enólogos acabó en el museo de cosas variadas que los dueños de Toro Albalá han ido acumulndo con el tiempo. Rarezas, curiosidades, que hace a uno preguntarse la curiosidad natural que hay que tener para guardar y conservar tantos objetos tan diversos.
Gracias de nuevo, Rosario


















































lunes, 10 de noviembre de 2014

Restaurantes Gris´s, Los berengueles y La Tinaja

Los tres que voy a comentar están en tres puntos distintos de la ciudad de Córdoba
1) Gris´s
En la Plaza de la Trinidad está el Gris´s y que hace gala de sus orígenes de Jaén, preparando algunos platos que se hacen allí. Fuimos los amigos con las señoras y comimos en la terraza de la calle. Como este pasado Octubre ha sido muy caluroso, la temperatura era muy agradable. Los platos más tipicos son las espinacas esparragadas. Se preparan friendo ajos, pan rallado, y con pimentón y luego rehogando las espinacas con un chorreón de vinagre. Se puede aumentar el plato añadiendo garbanzos cocidos de bote, o los que sobren del cocido. Ese día las pedimos y apenas sabían a vinagre, y tenían un terrible color amarillo de tanto colorante.
 Sí hacen con mimo el choto, que aunque sirven en raciones poco abundantes la gracia del plato es la salsa aceitosa que es una placer mojar sopas de pan. Y sí está bien rico el choto.
Creo que es un restaurante que se está subiendo para arriba en precio: porque cocinan bien, unos platos mejores que otros, y porque el servicio es muy agradable con un camarero en particular que es un punto la gracia que tiene. Pero parece que los platos van menguando en cantidad. Tienen un vino cosechero de Rioja que es afrutado y refrescante. Tienen el menú turístico (incluyendo las espinacas) por 13 euros. Correcto, valor-precio 7,0.

  2) La tinaja
Es un restaurante con aspiraciones de ser un punto de referencia en la ciudad. Se le ve venir. Por su cuidado estilo, cuidada preparación de los platos y no demasiado subido de precio.
Está en la Ribera, junto al río y tiene una buena terraza. Pedimos varios platos, aunque nos encantaron los cardos con cocochas, muy tiernos y una salsa de almendras bien trabada. Quizás la ración era justa, pero ya se sabe cuando sirven platos grandes... Y la presa ibérica muy tierna y jugosa. El salmorejo con bacalao no resultó del todo convincente, por éste último porque estaba demasiado seco. Buena relación de vinos y a buen precio. El servicio es esmerado y muy atento. Salimos por 15 euros por persona, sin postre pero todos satisfechos. Relación calidad-precio notable, 8,5, y subiendo. Buen servicio, platos bien presentados y entorno muy agradable en un día soleado.


3) Los Berengueles
Aquí los amigos querían salir en la foto. Falta el autor del reportaje, otro día será: quien muchas fotos hace... en pocas sale.
Un restaurante con una decoración interior exquisita ya que se sitúa en una gran casa en el centro de la ciudad, en la calle Torres Cabrera cerca de la Plaza de Capuchinos y dela Taberna Góngora.
 Aquí encontramos el fino Pato, que está bien rico: seco, con aromas de crianza, buena acidez y retrogusto.
Ese día íbamos sólo a tapear y nos dejaron sentar en el interior muy amablemente, ya que tiene una pequeña barra pero es incómoda y sólo sirve como de espera al salón.
Probamos unas berenjenas y una sabrosa ensaladilla. Tienen una buena carta, completa. Las patatas asadas están dentro de su especialidad, otro día las probaremos. Pero este restaurante está como eterna promesa, no sé, le falta algo para estar entre los más punteros de la ciudad.
Sin duda, uno de los restaurantes más bonitos de la ciudad, y los precios son contenidos para ser un restaurante, quizás el medio de fino algo más caro de lo normal.






jueves, 6 de noviembre de 2014

Probando de casi todo en la Bodega Alvear

 Acompañando a un amigo que quiere exportar vinos de Córdoba a Inglaterra nos acercamos a Montilla, donde nos esperaba Bernardo Lucena para hacer una cata extensa de los vinos de Alvear.
Esta bodega fue inaugurada en 1729, de las primeras en instalarse en Montilla, justo en el casco del pueblo, siendo la sede actual las instalaciones de 1927. En ese tiempo, la bodega   estaba en las afueras del pueblo, y ahora está integrada entre los edificios nuevos del pueblo.



Aún sigue siendo una bodega regida por la familia Alvear y que quizás sea la marca más conocida de las bodegas de la DO Montilla-Moriles.

Hicimos un recorrido por la bodega, por las distintas naves: desde la nave con los depósitos de acero inoxidable en donde se termina de fermentar el mosto traído desde la Bodega de las Puentes, en la Sierra de Montilla.


Hicimos un recorrido por la bodega, por las distintas naves: desde la nave con los depósitos de acero inoxidable en donde se termina de fermentar el mosto traído desde la Bodega de las Puentes, en la Sierra de Montilla. También en estos depósitos se elabora el joven Viña Verde.






Continuamos el recorrido por la nave de las botas con los finos, olorosos y amontillados. Una gran nave con tres escalas de botas, desde solera, primera y segunda criadera y donde Bernardo hacía un repaso de las condiciones óptimas para hacer un buen fino fino y generoso.
Siempre a oscuras y en silencio, las botas albergan la flor de la levadura, en velo, que hará que el mínimo olor y gusto del mosto de la uva Pedro Ximenez se convierta en aromas a pan,  manzana madura, y avellanas, y un sabor salino acusado.



La siguiente nave fue la del Pedro Ximenez, quizás el tipo de vino más reconocido internacionalmente ya que es en las cercanías de Montilla, Montemayor y Montalbán donde se pasifica la uva debido a las condiciones climáticas de la zona: altas temperaturas diurnas y noches moderadas, que consiguen en una semana una reducción del peso de la uva hasta un 40% o menos, de su peso inicial. De nuevo, las tres escalas de botas para llegara tener vinos dulces con hasta ochenta años de crianza.

Como curiosidad, la foto donde se muestra cómo se limpia por calor los gérmenes de una bota que no estaba en condiciones. Las botas siempre son viejas, y suponen la base de la crianza de los vinos de la zona.






Y pasamos a la cata de los vinos.




 Comenzamos por los finos:
- CB Alvear. Amarillo pajizo. Aroma punzante, a frutos secos como almendras. En boca es algo amargo, fresco en acidez, punzante yse caracteriza por su buen relación calidad-precio.
- Fino en Rama 2008. Se trata de un fino diferente ya que ha sido criado en botas sin refrescar, o sea sin el sistema de criaderas, en las que desde el principio hasta el embotellado sólo hanmtenido del 2008. Mucho más delicado que el CB, menor acidez, pero muy curioso.
- Fino Capataz. Un fino con más crianza quer el CB, más oxidado, intenso en nariz pero con una ataque en boca muy suave. Muy rico.

Después los amontillados:
- Carlos VII, un amontillado para poder tomar como decía Bernardo: color ámbar intenso, una nariz muy punzante, aroma a frutos secos, tabaco. En boca es claramente mucho más afilado que los anteriores, con un gran retrogusto.
- Amontillado Solera Fundación, color ámbar y caoba. Este sí que me gustó. Hay que decir que la evolución de estos vinos generosos en la copa es enorme y hay que darles varias vueltas para percibirlos bien.

Se puede decir que tanto en nariz como en boca es una delicia, sin que se percibiera el ataque del alcohol ya que está muy integrado. Ya aparecían otras notas más evolucionadas de café, orejones, higo, dátiles, elegante en boca, nada afilado.
Bueno, que me pierdo, sigo...

- Palo Cortado Solera Fundación, en boca y en nariz es de una mayor dulzura que los anteriores, mucho más civilizado que el anterior. Un color a miel y caoba intenso. No hay buenos palos cortados en la zona, pero este es sin duda uno de ellos.

- Luego se pasó a los olorosos que tienen añadido Pedro Ximenez, como el Oloroso Asunción y el Solera Cream que lleva hasta un 25% de PX. Vinos que no me convencieron mucho, porque no ganan mucho juntos pero que a los ingleses es el típico vino Sherry que les encanta. Cuestión de gustos.


Y por último, los dulces PX, que no son mis favoritos por la gran carga de azúcar, pero que en este caso estaban realmente deliciosos...

- PX de añada 2013, con más de 15º de alcohol, aromas a dátiles, melocotón seco, muy intenso, excelente ataque, con buena acidez. El de la cosecha 2011 le han concedido 100 puntos la guía Parker. Un hito para un vino con tan buen precio.
- PX 1927, más evolucionado con aromas a cacao, toffe, más amargo que el de añada. Una clara evolución a mucho mejor.
- Solera 1830, muy denso, casi jarabe, y muy suave. En nariz salía poco porque estaba frío. Pero en boca, era redondo, denso, sabía a chocolate, cacao, rancio, mucha acidez. Muy largo y astringente.
Sólo embotellan 300 botellas de medio litro al año. Un PX que puede tener ochenta años, qué rico está, aún lo tengo en el recuerdo del paladar.

En resumen, que el amigo tiene dónde elegir y salimos bien agradecidos a Bernardo por la estupenda cata privada que nos regaló.