sábado, 10 de enero de 2015

Taberna La Judía, en la calle María la Judía. En recuerdo de Roben

Esta nueva taberna está situada en la transitada calle de María la Judía del barrio Tablero Bajo. Buscando en internet, que es donde ya está todo, aparece la referencia en la wikipedia de María la Judía. Mujer alquimista nacida en Alejandría entre los siglos I y III dC, y que entre otros inventos descubrió el baño maría, así como instrumental destinado a la destilación de vapores. El tratamiento al baño maría se realiza para poder conservar alimentos, y todo en una calle que está repleta de establecimientos para  comer.

Para quien no se sitúe, María la Judía está cerca del Carrefour: a la derecha, viviendas y locales y en la parte izquierda, jardines y un centro asistencial. Es por tanto una calle cómoda y amigable, quizás por eso hay tanto local. Algunos son consolidados, al menos en tiempo como el Bajo de Guía, Tapagonia, El Tercer Tiempo, La Boquería, La Lonja, y alguno más, los demás aparecen y desaparecen en una o dos temporadas ya que hay mucha competencia.
La Taberna es reciente, desde Julio de 2014. Y parece que quieren hacerlo bien y que prestan atención al negocio, y está bastante bien situado en guías como tripadvisor. Espero que estas guías no sean el paradigma de lo bueno, pero hay que reconocer que muchos se dejan aconsejar por la opinión de los usuarios. En mi caso fue el boca a boca, ya que me comentó en verano una amiga, que vive en la misma calle, que había uno nuevo y que estaba bien. En aquella ocasión probamos el paté de perdiz, muy bueno.
Hemos repetido alguna vez más, y en esta semana fui con los amigos a tapear, tomar algún fino, hablar y ver cómo era la taberna.
 Allí nos atendieron Rafa y Miguel, uno en barra y el otro llevando la parte social y ecónomica del negocio. A los días que corren ésta es una labor cada vez con más trajín, por la influencia de los medios en cualquier actividad.
 Creo que para ser bien considerado en las guías o en el boca a boca, hay que gustarle a uno el negocio de la hostelería, ser atento al cliente, buenos platos bien preparados y si puede ser, un precio razonable.

Nos sugirieron una ración de mazamorra con sardinas ahumadas. La mazamorra es una crema hecha con pan, almendras y ligada con aceite. Para acompañar unas tiras de sardina ahumada. Estaba bien hecha la mezcla, suave y sabrosa, quizás faltaba algo más de almendra, quizás porque soy fanático de ésta. La única pega es que le faltaba un mejor pan para acompañar, porque en nuestro caso lo tomamos como antiguamente, con la mano y todos del plato.
De segundo, ya en forma de tapa una ensaladilla que no estaba en carta, como se ve muy bien presentada, sin falta y con sabor casero; creo que esa debe ser la principal virtud de platos conocidos de toda la vida, que nuestras madres han hecho y que recordamos cada uno con ese toque de años pasados, en los que todos nos parecía bueno y nuestras madres se daban cuenta que en cinco minutos se terminaba en la mesa todo el trabajo en la cocina.
Por último, y como gentileza unos pinchos de tortilla de patata con algo de calabacín. Más que tortilla era un pastel porque apenas si tenía aceite y el huevo tenía el aspecto esponjoso de cuando se hace al horno. Un pincho bien presentado, con su poco de salmorejo, bien sin más. Quizás sea presuntuoso, pero mi tortilla de patatas, calabacín, cebolla y pimiento me la piden los compañeros cuando tengo que celebrar algo con ellos.
En cuanto a los vinos tomamos el Tertulia, buen fino, ligero y con aromas de crianza, almendra, maderas. Y el otro de Los Gabrieles, la bodega de Moriles que suministra vino a los locales de Taberna Moriles de Ciudad Jardín, de gran recuerdo para los miembros del Club Aderramar; desde aquí un saludo a Rafa y Jose. El fino San Gabriel, no está filtrado pero no es tan franco y limpio como el primero, aunque está correcto para acompañar.
El precio de tres cervezas, cinco copas de fino, la ración de mazamorra y la ensaladilla, 19 euros. Bien, no? El servicio en mesa, atento y amable.
Relación calidad-precio, notable, 8,0.                                                    
Como diferencia con otros locales, la cocina está visible para los comensales y una ventana da a la calle, en la que se puede seguir el trabajo del cocinero.



Por último, M.M. que venía con Roben, a causa de un fortuito accidente sucedió que se perdió nuestro querido Roben, el perro de los Manolos. Grande, negro, amable y juguetón, como pasa con los perros grandes que en su mayoría son buenos por naturaleza.
La foto está tomada el día que Roben nos acompañó en la visita a la Tortuga.
Esperemos que aparezca.
Postdata:
Roben apareció, lo encontraron de madrugada dos días después, andando en un barrio cerca de la Taberna la Judía.





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