lunes, 30 de marzo de 2015

Taberna El fogón, en el Realejo

Ya está aquí la Semana Santa en Córdoba. La temperatura acompaña y ya estamos metidos de lleno en el previo al verano, porque la primavera últimamente entra con muchas prisas para acabar.
Uno de los puntos más reconocidos de la Semana Santa cordobesa es la zona del Realejo por donde pasan varias cofradías con sus pasos, ya que en esta zona se sitúan las iglesias de San Lorenzo, los Trinitarios, Salesianos, San Andrés, y de paso transitan las de San Cayetano, Jesús Nazareno, y quizás alguna más.

No soy experto en temas santeros o cofrades, y me gusta ver alguna por las calles de mi ciudad. Pero muchos cordobeses son aficionados todo el año a restos menesteres y tienen su propio lugar de reunión. Y este es el caso de la Taberna El Fogón, que cuenta con su propio salón cofrade, con las paredes repletas de fotos y la continua música de bandas.
Es un ambiente curioso, que puede abrumar a muchos aunque es una forma casi de vida para otros, que lo viven con pasión siendo desde costaleros, cofrade en procesión o simple aficionado.
Además, esta taberna tiene, al menos anunciado en internet, espectáculo flamenco todos los viernes y en ella se celebran varios concursos de guitarra flamenca.
Lo dicho, esta taberna está en una de las zonas con más raigambre cordobés: cerca de la Corredera, junto a San Lorenzo y San Andrés. Y en su momento, por esta cercanía al centro, se convirtió en un punto comercial importante, unque ahora apenas si quedan los locales o comercios antiguos.
Es una taberna con encanto, que ocupa una casa y en el antiguo patio de la casa nos situamos a copear, tapear y hablar de todo.
Tiene página de facebook pero si se busca apenas tine más información de su localización y las consabidas primeras opiniones de 5 estrellas, y poco más. Con esto quiero decir que debe tener una buena actividad, pero que no es conocida más que por los asiduos y por los que pasan por la calle.

Los vinos finos son de El Gallo, Manolo, Doblas y Mozárabes (nunca lo había visto antes).
Ninguno de los finos nos sorprendió, son vinos más o menos sencillos. Por ejemplo el fino Mozárabes estaba muy pálido, muy filtrado, con aromas sin embargo de madurez, y quedaba extraño.
El fino Doblas estaba en su línea, más en lo que debe ser un fino de la tierra pero no está este vino en su mejor momento, es demasiado variable en olor y gusto, y hemos catado vinos de Doblas notables y otros extrañamente diferentes.

En cuanto al tapeo cuenta con una variada carta y precios en principio normales. Había que probar algo y a eso nos dedicamos:
como siempre Raquel pidió media ración, en este caso de berenjenas. A 4,5 la media ración y a 6,5 la ración. Todo sea dicho, muy ricas, caseras, con su tiempo en sal o cerveza para que salgan tiesas después de fritas.

 Después pedimos una ración de puntas de solomillo. Y si las berenjenas estaban buenas, las puntas estaban duran, duras, correosas y pasadas. Y no creo que fuera de haberse pasado en la plancha, es como si se hubieran recalentado, porque esa carne hecha como tiene que ser está bastante tierna.
Quizás es que aquí les guste pasar la carne para que no les digan que está poco hecha.

El precio de una media de berenjenas, una ración de puntas de solomillo, un tinto (de López de Heredia, y estaba bueno ya que abrieron la botella), dos cervezas y cuatro medios de fino, 24 euros. Bien, un precio razonable, en un sitio agradable, curioso, típico, pero esperamos que traten mejor a la carne.
Calidad-precio, suficiente, un 6,7.



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