domingo, 1 de noviembre de 2015

Cata de hidromiel y mucho más, con Vinavin y Chema

Llevaba tiempo persiguiendo la idea de hacer una cata de hidromiel, ya que por trabajo he estado relacionado con este producto desde hace tiempo. ¿Y qué es la hidromiel? Miel fermentada. Así de simple: diluimos miel caliente en agua hirviendo de forma que se mezclen, dejamos enfriar la mezcla y se añade la levadura. Se puede complementar con sales y nutrientes o con zumos e frutas, y se deja que fermente a su ritmo (lento) por casi un mes más o menos.
¿Y a qué huele y sabe? A vino, no. A recuerdos de miel, y si no se elabora con esmero sobresalen aromas a medicina que no son agradables. Pero si se hace bien, es una bebida que aunque diferente puede ser una gran sorpresa: aromas a frutas, sobre todo a manzana, muy delicada en boca,…, diferente. Muchas veces recuerda al sabor de una sidra.

La hidromiel es quizás la bebida alcohólica más antigua; baste pensar que cuando la miel se humedece de forma natural en su parte superior, puede ya aparecer un sabor ácido, propio de la fermentación. Así, todas las civilizaciones las prepararon por disponer de la materia prima, la miel, mucho antes del cultivo de la miel. Y en otras zonas, como Centroamérica o los países nórdicos, las condiciones climáticas lo impedían.

Gracias a la labor de Vinavin, la asociación de amigos del vino y el vinagre, pudimos juntar a un buen grupo de interesados en catar hidromiel. Nos juntamos en el Aula e formación de la Taberna La Viuda, llamada Aula Zyryab. Allí pude encontrarme de nuevo con Francisco o Paco, tras muchos años de haber pasado el club Aderramar por su casa.
Y hablo en plural porque la mitad de la noche fue protagonista Chema Salor, un biólogo que hizo el máster donde Juan Carlos y Teresa, de Micro, y yo participamos. Chema lleva tiempo interesado en el tema, y un compañero de Veterinaria me puso en contacto con un productor de hidromiel de Tarragona.

Y catamos muchas cosas esa noche.

Chema trajo tres tipos de hidromiel que él prepara.

- Una hidromiel normal, o sin adición de fruta extra, lo que es realmente hidromiel. Resultaba poco aromática, y en boca como un vino blanco seco.

- Una cyser, o sea, con zumo de manzana, más frutal y dulzona. Agradable sobre todo en boca. Quizás le faltara un poco más de acidez.

- Melomel, con manzana y melocotón. Muy sabrosa en nariz y en boca. Es la que más demandan a Chema. Se elabora con más miel que otras por lo que es más dulce y se trata de una bebida muy original. Tenía también largo retrogusto.

Preguntaban cómo se puede maridar (¡qué palabra!) estas hidromieles. En mi opinión es una bebida que cuadra con alimentos ácidos, con verduras. 
Yo creo que cualquier bebida combina con jamón…, entre ellas la hidromiel; y sin bebida.

Ernesto, el cocinero invitado por Vinavin, sí que acertó con los platos: 
- un salpicón de marisco, hecho con la base de guacamole y algo de fruta.
- tosta de salmorejo de remolacha y una gamba asada.

Blai, un apicultor de Tarragona que también elabora hidromiel nos mandó generosamente muestras que él elabora. Además de hidromiel clásica, que no catamos, pasa por barrica la hidromiel y la deja en crianza que llama de Primera y Segunda Reserva, si ha pasado el doble de tiempo en barrica.
En particular, la hidromiel Primera Reserva era deliciosa: parecía cuál vino fiti es decir vino oloroso mezclado con PX. Una poderosa sensación en boca, con prolongado retrogusto.
La Segunda Reserva, el aroma a acetato de etilo era acusado, exceso de olor a pegamento que aunque se iba al agitar, penalizaba la hidromiel.
Tras buena aireación, la bebida era de sensación más dulce, a vino Cream. Menos votiva que la primera pero también muy original.

Para terminar, una macedonia que se combinaba con vinagre de miel.
Creo que el vinagre de miel es mejor producto que la hidromiel: con dulzor natural, y una acidez muy equilibrada.

Además, de estos productos, Blai mandó aguardiente. Con aromas a miel, afrutados y muy seca. Una bebida para chupito.

Entre los asistentes estaban los dos responsables de Glacé, bares de copas de esta ciudad. Y según ellos que están acostumbrados, el aguardiente estaba correcto pero pensaba que era mejor meter carbónico en la hidromiel de frutas.

Como se ve había opiniones para todo.

Había un último producto, vino melado, elaborado por la familia de Bea, enóloga recién terminada en Córdoba, que elabora vinos en la Axerquía de Málaga. Era vino moscatel de uva pacificada al que se añade un poco de miel.
La sensación de melocotón nos llevaba a un vino tipo Tokaj. Con menos acidez, pero sabroso y la sensación muy dulce que se podría suponer,… no lo era en absoluto. Una sorpresa este vino.

 Para remate de una buena noche de cata, nos hicimos la foto de rigor de los intervinientes y protagonistas de la cata. 
La gente salió con buenas sensaciones y como debe ser una buena cata, con más preguntas que respuestas: cómo se las apañan para hacer los productos catados.
Hay que decir, que el consumo de hidromiel es minoritario y en España apenas es conocido, esperamos que esta cata haya sido una buena aproximación para los asistentes y lectores. 










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