miércoles, 14 de diciembre de 2011

Santimia, qué rico el del 2010


Este tinto está elaborado por la bodega Doña Felisa, propiedad de la familia Losantos Alonso y situada en la finca Chinchilla, en las cercanía de Ronda. La bodega está en el centro de la finca y que a su vez sirve de vivienda por lo que es lo más parecido a un "chateau"; y lo principal, da idea de la implicación de ya dos generaciones al negocio del vino, aún a pesar de que se inauguró en 2002. Es una finca digna de ser visitada, por turismo por el paisaje, y más que nada por la calidad de sus vinos. Las variedades que se han plantado son Cabernet Sauvignon, Tempranillo y Merlot, aunque también compran Syrah. Elaboran el Nuevo, Seis+seis, Crianza y ediciones especiales como el Chinchilla Conarte.
El vino que voy a reseñar es el Santimia 2010. Un tinto muy joven en toda su bondad: fresco, muy aromático, con un color cereza y tonos granates-violetas . Los aromas que salen son limpios, a fruta roja, cereza, y sobre todo a mora y zarzamora, sin defectos.
En boca es ligero, de nuevo nos aparece frescor, y de nuevo mucha fruta. Un vino simpático y que invita a beber más.
En la botella no aparecen las variedades, pero creo que lleva Cabernet Sauvignon, Tempranillo, quizás Merlot y puede que Syrah. Viene con una nota de que es de producción integrada, respetuosa con el medio ambiente.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Fino Gran Barquero


La bodega Pérez Barquero se creó en 1905 y es una de las referentes en la DO Montilla-Moriles. Esta bodega se ha distinguido por elaboraciones de finos y PX con una larga crianza, de gran calidad, y sacando al mercado partidas reducidas, exclusivas de sus mejores vinos. Es una estrategia comercial que se está imponiendo en el mercado de los vinos generosos y dulces de crianza, y que en el caso de Pérez Barquero le ha convertido en la más emblemática de la DO.
El fino Gran Barquero es el vino más vendido de la bodega y para su salida al mercado ha de pasar entre 8 a 10 años de estancia en las botas sometidas a crianza biológica.
De color amarillo pálido con un muy ligero toque verdoso. Lo recuerdo de un color más pajizo y como otros finos de la DO que actualmente están ganando en frescor y son algo menos secos. Aroma punzante, intenso, con recuerdos de brandy, frutos secos tostados, maderas, especies. Todo de gran calidad, muy largo.
En boca es de nuevo punzante, salino, buena acidez, amargo al final, sin ambigüedad, intenso, con un buen y largo retrogusto.
Uno de los mejores finos de Montilla-Moriles.
Es un vino que puede ser un excelente ingrediente en los guisos de carne y por supuesto para copear en la comida o en aperitivos.