sábado, 7 de febrero de 2015

Una cata didáctica y sorprendente

En la Escuela de Hostelería se celebró una muy buena cata dirigida por Rafael López, técnico de la Consejería de Agricultura, enólogo, sumiller y mejor persona. Lo que se trataba era de comprobar los efectos del terreno y la climatología en los vinos que se habían seleccionado.
Tras hacer una exposición de viticultura para una nueva explotación, qué es lo que es preciso para obtener una buena uva: ya que es la clave para hacer un buen vino. Repasó los factores que hacen a un vino uno de calidad: suelo-clima-variedad-patrón, dejando claro que es más fácil ayudar a la viña en un suelo pobre que controlarla o frenarla en un suelo fértil. Quizás fueron tratados demasiados aspectos para una cata formativa, porque al final lo que se quería era probar los vinos seleccionados.

Y fueron en total cinco tintos. Rafael los sirvió cubiertos para hacer una cata ciega, y reconozco que estoy poco entrenado o que los vinos nos confundieron, ya que cuatro eran Garnachas. Vinos hechos con esta variedad siempre me han parecido muy afrutados, pero estos eran cortos en aroma y no era sólo mi apreciación; la valoración en precio y por críticos reconocidos es alta.
Los dos primeros que se comenta más abajo son un proyecto de Telmo Rodríguez, de muy baja producción en la zona de Gredos. Mirando en la crítica del mundovino de este vino pero del 2010 y realizada en septiembre de 2013 le dan una alta nota, en nuestro caso era del año anterior y catado más de un año después. ¿Tanto han cambiado? ¿tan poco sabemos de cata?
- Pegaso Barranco de pizarra 2009, una garnacha suave, con aromas de fruta madura y 24 meses de barrica.  
- Pegaso Granito de 2009, una botella salió con un pesado aroma a papel mojado (¿problema de tricloroanisol?), la otra era correcta, y aún aromas más maduros que el anterior.
Sí es verdad que estos vinos ganan mucho cuando se dejan abiertos un bien rato y a su vez repasados en la copa. Sobre todo son muy minerales, y las diferencias entre los suelos se apreciaban perfectamente en los vinos, más maduros en el Pegaso Granito.

- Después pasamos al Fosca del Priorat 2011, un garnacha de Tarragona, y parte de un proyecto de garnachas elaborados en otros sitios de España. Tiene un aroma impresionante aunque en boca era más ligero que los dos de Gredos.

   Y a continuación Rafael nos sorprendió con un mencía, hecho en tierra pizarrosa del Bierzo, el muy conocido
- Pétalos 2012, con menos aromas frutales que en otras ocasiones que he tenido la suerte de probarlo. Más seco que de costumbre, ¿será que sólo nos convence un vino por su impresión nasal? ¿Nos habremos convertido a la moda de Robert Parker?


Por último, una sorpresa de vino a muy buen precio, el Tarima 2012, un monastrel (de Alicante), con sólo unos meses en barrica y salido de la mano de Jorge Ordóñez que sabe cómo conquistar al público nacional y forastero. Muy frutal, bebible a tope y por sólo 5 euros. Un vino mediterráneo, cálido, muy bebible, con todo lo que eso significa para que mucha gente se acerque a conocer vinos buenos, bonitos y baratos.

En resumen, una muy didáctica cata en la que se puso de manifiesto que los gustos del público asistente es diverso, pero que es lo que cuenta al final: el consumo del día a día.







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