domingo, 18 de diciembre de 2016

La Mar de Bueno

Recientemente ha abierto un nuevo local en la calle Eduardo Lucena llamado La Mar de Bueno. En su cartel a la entrada no pone si es marisquería, o taberna o restaurante. Es algo de todo eso. 

Antiguamente en el mismo sitio sí había una marisquería, con redes colgadas en las paredes. Después ha sido una tienda de muebles y desde hace dos meses es un negocio donde nada más entrar uno se encuentra con un mostrador propio de una pescadería. 
Se trata de escoger el pescado o marisco deseado, pesarlo y que te lo preparen bien a la plancha o al vapor (si el género lo permite), o bien frito. 

No es nada nuevo, ya que en la calle Abrazamozas había hasta hace poco uno parecido, creo que de uno de Cádiz porque servía especialidades gaditanas.
En el local cerrado, al final había un exceso de olores o vapores fritos y de pescado poco agradables. En La Mar de Bueno, al ser de reciente apertura y que es un local mucho más ventilado, apenas se nota el olor del pescado. Pero siempre está o puede estar ahí.

Los precios del pescado en el mostrador son ajustados al precio que ser paga una ración que contenga el género solicitado. Así 200 g de berberechos costaban 9 euros, al igual que la sepia a la plancha. Un precio normal, aunque la frescura del género es más patente o visible que en otros locales.
Los berberechos estaban excelentes, muy sabrosos, fresquísimos.
La sepia, bien. Pero ese es otro tema.

Soy asiduo a comprar en el mercado de Ciudad Jardín y veo el género que entra en las pescaderías. 
Nunca se me ocurre comprar la sepia limpia porque no sabe a nada: excesivamente lavada. 
Sin embargo cuando llega la sepia completa, me tiro a comprarla sin dudar, ya sea pequeña o grande, y soy capaz de limpiarla sin problema. Esa sepia sí sabe a gloria, es tierna y dura a la vez. Pero como ahora la gente no se quiere complicar la vida con el lavado del pescado...!

La ensaladilla de marisco a 8 euros, bien hecha pero no demasiado abundante.

El fino es de Ana María de Bodegas Víbora (Lucena), un fino siempre tenido como uno de los mejores vinos de la DO, pero éste en particular era un vino servido de bag-in-box y era muy chiquito, el solera Los Donceles: con poca crianza, ligero, muy transparente como se puede apreciar en la foto.

En La Mar de Bueno nos encontramos al mediodía los tertulianos tabernícolas y echamos un buen rato. Hablando de trabajo, de viajes de hijos, de las próximas reuniones, de todo y casi nada.
El servicio de La Mar de Bueno es excelente, agradable, un personal de sala atento. Nos obsequiaron con una buena tapa de arroz con calamares. Los viernes hacen arroz, el próximo será arroz negro.


Como me gustó mucho el local volví con mi mujer tras el Concierto de Navidad de la Orquesta de Córdoba el mismo viernes: con el coro Cajasur cantando piezas escogidas de ópera, y el coro Zyryab cantando piezas de zarzuela. Muy divertido y mejor cantado e interpretado.
En La Mar de Bueno cenamos los berberechos y la sepia. Y nos regalaron dos copas para tomarlas en Golden Club. Al poco de llegar, comenzaron el espectáculo de los Tabernícolas, un grupo cordobés que hace versiones marchosas de temas conocidos. En resumen, muy buen comienzo de fin de semana.
El precio de tres raciones, 7 medios de vino, y 7 cervezas salió por 42 euros. Ajustado precio, tapas de arroz e invitación a Golden incluidas.

Le deseamos la mejor de las venturas a La Mar de Bueno y que sigan con su buena cocina y buen rollo.








martes, 6 de diciembre de 2016

Taberna Agua de Mayo


El autor de esta crónica es Raquel M., que se prodiga poco en las crónicas tabernarias. 


De nuevo visitamos la zona de la calle Claudio Marcelo, muy activa en la inauguración y cierre de bares. En este caso nos paramos a echar una tapa, unos vinos y una visita a Taberna Agua de Mayo.

Esta taberna que ha cambiado el decorado interior, ha sustituido a la ya desaparecida Mantequería del Pensamiento. Según nos cuentan es de la misma empresa que lleva Bendita Locura en la plaza del Cister. 

El local está bastante costeado, baldosa hidraúlica en el suelo, interior bien decorado y unos servicios de categoría, no obstante preferimos sentarnos en los veladores un poco estrechos de la calle García Lovera pues la música estaba muy alta dentro. Lástima, porque el sitio es bonito por dentro, con una pared de naturaleza verde, hecha con muy buen gusto.

Como siempre en medio de la tertulia de amigos pedimos unos vinos de Montilla Moriles, tenían los finos Tertulia sin filtrar y también El Caballo Cordobés. 
El Tertulia estaba poco sabroso, ligero y parecía inferior al Caballo, éste mucho más hecho en crianza. Según nos comentaron era de packing box y rellenaban botellas.


El test de la ensaladilla comenzó, un plato algo escaso, media ración  por 4,80 euros con la patata más bien cruda. De manera que puntuamos bastante baja nuestra amada ensaladilla. 

Pedimos también una ración de puntas de solomillo que estaban bien hechas, en su punto, un plato abundante y cuyo precio fue de 12 euros. 

En general nos pareció que los precios de la carta eran algo elevados, prácticamente a nivel de restaurante. Aunque teniendo en cuenta el éxito que han tenido en Bendita Locura, quizás la repitan en este nuevo local.

Este día tuvimos visita, una antigua amiga de la taberna Rafaelito Guzmán que en estos momentos anda por Estepona, emigrada como tanto ciudadano de Córdoba. En total la cuenta para prácticamente tres personas fue de 30 euros, habiendo sido en conjunto más bien escaso. Cerca tienes el aparcamiento de bicicletas de delante del Circulo de la Amistad.











































domingo, 4 de diciembre de 2016

Finca del Marquesado crianza 2013

Gracias a Joaquin Parra me llegó una botella de Finca del Marquesado 2013, bodega riojana  de la conocida bodega Valdemar que a su vez pertenece a la familia Martínez Bujanda. 
Se trata de un nuevo proyecto, con viñedo nuevo en un terreno que a priori es idóneo, con mucho canto rodado y con viñedo antiguo de 30 años, y otro más moderno en espaldera. Según la documentación adjunta tardaron dos años en poder acondicionar el terreno para iniciar la plantación. La bodega se sitúa físicamente en la parte alta del mismo viñedo, y concretamente en Oyón (Alava).

El vino viene muy bien presentado. El precio es de alrededor 5 euros: por ese coste al vino sólo se le pide que esté bien hecho y sin defectos. En esa franja hay una gran competencia ya que la mayoría de los clientes ocasionales que buscan un rioja seleccionan entre una muy conocida gama de botellas y marcas.

En el caso que nos ocupa la botella es tipo borgoñona, muy sencillo y elegante el diseño, limpio y con una etiqueta moderna.

El tapón es sintético 100% reciclaje al ser de un biopolímero elaborado con fibras vegetales (cane, que puede ser mimbre, bambú, según el diccionario Collins). Buen detalle al no tratarse de un tapón sintético.

Como en otras ocasiones, aprovechamos para juntarnos a cenar y poder tomar el vino acompañando a lo que buenamente podamos cenar, porque lo normal es que nos presentemos con más viandas de las necesarias. Pero para eso, siempre hay solución.

El vino tiene un intenso color cereza con ribetes púpuras, dan idea de que no es el típico rioja con un color más evolucionado, aunque tampoco mantiene color de juventud. 

Porque ha estado 14 meses de crianza en barrica de roble americano, que sin embargo los aromas de barrica apenas si sobresalen teniendo toda esa crianza. No se comenta en la ficha sobre la edad de las

barricas, pero deben de ser usadas. Eso no es ningún problema para bodegas riojanas que manejan la estancia del vino en madera usada con maestría, como es el caso de López de Haro.
Sólo el color del vino indica que podrían ser usadas.
Porque el vino presenta aromas a fruta roja, más bien moderados, y apenas salen los aromas especiados. En boca es sabroso, con una sensación ácida marcada, muy refrescante. Algo astringente, pero en su justa medida.
 
Conforme se deja airear el vino se va realzando, siendo más cálido, mucho más aromático. Por lo que si se decanta, el vino ganará mucho de forma rápida.

Un buen, honrado y bien hecho vino, a un buen precio. Lo cual no es poco.

El tinto riojano lo acompañamos con embutido, una pierna de cordero fileteada y hecha a la plancha, y como es tradicional en  estas fechas por estas tierras con cata de aceitunas caseras.

Aunque la estrella de la cena fueron las patatas fritas de Cristo de los Faroles en la calle Alfaros de Córdoba. Una delicia, al alcance  de quien no pueda resistir comprarlas






viernes, 2 de diciembre de 2016

Taberna El Abuelo, en el centro, de compras en el Viernes Negro

¡Cómo estamos con las costumbres foráneas! O más bien ¡cómo nos están metiendo las costumbres de fuera! 
En los USA está justificado el Black Friday porque es el día siguiente al jueves día de acción de gracias y tras juntarse la familia, el viernes a la calle a buscar los regalos.

Pues en ese día nos juntamos los de siempre a hablar de las cosas que hacen la vida de cada uno y de esta ciudad. ¿Dónde? 
En la Taberna El Abuelo, en el centro, en un callejón de Cuz Conde. 
Antes estaba una concurrida Taberna Sociedad de Plateros, muy ruidosa, con gente mayor y gente joven, sobre todo estudiantes, porque era un sitio económico y que en nuestros tiempos la marcha estaba por San Miguel y Reyes Católicos.

Actualmente la Taberna El Abuelo apenas ha cambiado de decoración, y es atendida rápida y eficientemente por los dos hijos del antiguo titular.
 A la hora del aperitivo había aún poco personal, se supone de gente del centro. Y es que esta taberna parecía como una isla en el bullicio de otros restaurantes o bares.

Tienen una variada carta con varias especialidades y el vino de la Sociedad de Plateros, los clásicos Peseta y Platino
El primero mucho más fresco, muy agradable en boca, de fácil trago.
Pedimos, y a falta de ensaladilla rusa, pavo escabechado (lo sirven rebozado y frito) y asadura (una especialidad de la casa).
Lástima que a Q. la asadura no puede soportarla. Estaba muy bien hecha, y era sólo hígado. Antiguamente también iba con la asadura, la que llamaban blanda, y que casi ningún niño le gustaba. Todos íbamos buscando la asadura, dura.

Los comentarios eran sobre la actualidad candente de esta ciudad: el aparcamiento de Reina Sofía. Una cuestión clara y difícil a la vez, ya que gracias a él se puede construir un edificio nuevo, pero difícil y la atención sanitaria no es una broma, porque allí no se va de compras.
 Hablando de compras, terminamos y con mi familia (tras comer el menú en el Restauramnte Olmo, recomendable, y lleno hasta la bola), nos sumergimos en la vorágine. Y es verdad, conseguimos buenas ofertas aprovechando que era Viernes Negro y Lluvioso.









viernes, 11 de noviembre de 2016

Cata de champán con Jordi Melendo

Por fin Rafa convenció a Jordi Melendo a que viniera a darnos una cata de champán en Córdoba ante un grupo de la Asociación de Sumilleres de Córdoba. Con la sala de la primera planta de Blanco Enea a rebosar para atender las explicaciones de Jordi.
Hasta ahora era Rafa el que había ido, ahora fue al revés. Y valió la pena.

Jordi es un gran entendido de éste y otros temas. Se le puede leer en artículos del mundovino o verema. 
Es periodista y buen divulgador, entretenido, cuenta anécdotas y eso que lleva ya más de 40 catas este año. Lo que se dice un profesional.

Nos juntamos en Blanco Enea, donde José María González nos atiende muy bien. Por cierto José María acaba de ganar el premio Talento Chef 4 Culturas.

Tras una breve introducción sobre la zona de Champagne, Jordi nos habló de las peculiaridades climáticas de la zona de Champán: 
- clima frío, lluvioso; 
- de las ondulaciones del terreno, para tener fácil escorrentía y más exposición solar; 
- de la composición de la tierra: básicamente tiza, tierras blancas, como las albarizas de Jerez y de Montilla.
- de cómo se trabajan la espaldera en las pequeñas fincas.

Estas tierras en su tiempo fueron un lecho marino por su salinidad y sobre todo por los restos de fósiles de trilobites y otros moluscos encontrados.

Es decir, una zona al norte-este de Francia, que ha tenido la peculiaridad de estar elaborando vino desde los romanos, que tuvo la implicación de monasterios para continuar la tradición y que consiguió, o ha conseguido, trascender a modas y establecerse como una de las zonas que mejor vino produce en el mundo.

Las variedades más empleadas en la zona de Champagne son Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier. Estas dos son tintas.

Champagne tiene una serie de peculiaridades: por ejemplo, la uva se paga a 6 euros el kilo.
  ¡Y entonces a cómo se vende el vino! Pues creo que se vende sólo. Hay 4.651 viticultores productores de su propio vino (vignerons). Las parcelas son pequeñas, con una producción de 11.000 kilos /hectárea (hagan cuentas, señores).


Tener una botella de champán es tener el sueño de que puedes conseguir algo mejor. ¿Y es mejor? Pues lo que probamos estaba francamente bien. Y los habrá mucho mejores.

Lo principal de la cata fue que apenas se habló de aromas, de recuerdos a, de sensaciones de,… y más bien de comprobar las diferencias entre los vinos tomados.

Los vinos fueron servidos con agilidad y prácticamente a la hora y media de charla ya los habíamos probado todos y conocíamos más de esta zona.

Todos los vinos en general tenían como notas a manzana, a levadura, a bollería.
Una lágrima ascendente de burbujas continua indicaba que teníamos en la copa vinos con una larga crianza con sus lías finas.

En cuanto a las percepciones:
El Lanson, mostraba una marcada acidez, el que más.

Lacombe, más a manzana asada.

Tattinger, a mi parecer el más dulzón (manoproteínas de calidad), equilibrado en todo.

Bourdaire Gallois, con 100% Meunier. Éste mostraba aromas tostados, avellanas, como más licor de expedición.

Henri Abele, ligeramente rosado, con las tres variedades. Con aroma frutales, levadura. Mostraba evolución de aromas con el tiempo y buena persistencia.

A mi parecer, el orden de los vinos en cuanto a preferencia sería: Henri Abele, Bourdaire Gallois, Tattinger, Lanson y Lacombe. O sea, casi lo que nos preparó Jordi. No sé si fue coincidencia, pero otros de los asistentes pensaban parecido, o casi.

A reseñar algunos datos:
El presupuesto de la Denominación de Origen Controlada Champagne destina mucho más fondos a proteger el nombre Champagne, sus falsificaciones, que a publicidad. 
Desde que en las películas desde los años 50 se visualizara que los protagonistas celebraban o disfrutaban del momento con su copa de champán, pues no ha hecho falta más que aspirar a poder probarlo.

Los platos preparados por José María acompañaron muy bien la cata, sobre todo la carne de abanico ibérico. Magnífica su maceración previa con miso y espléndido su punto de asado.
Como siempre Nuria atenta al servicio y al final José María fue convenientemente felicitado.



Como detalle, mirar el soporte del proyector. Y es que donde esté un buen corcho, que se quite lo demás.





























jueves, 27 de octubre de 2016

Cata de Las Moradas. Vinos de Madrid, con estilo propio

San Martín de Valdeiglesias es un pueblo de Madrid, cerca ya de Gredos, y cuyos vinos ya eran reconocidos en la la capital, y que son mencionados por Cervantes en el Quijote.

Si alguien está interesado en el siguiente enlace se pueden ver menciones al vino, y donde parece que Cervantes era un refinado catador.

Pues de San Martín vino Isabel Galindo, la enóloga de Las Moradas, para mostrarnos los vinos que ella elabora para la bodega Las Moradas, y que actualmente pertenece a Enate.
Todo de la mano de Toñi Romero, que es quien distribuye por aquí estos vinos.

Las parcelas están a más de 800 m de altura y por lo general son de terreno granítico o pizarroso, lo cual favorece y mucho que las viñas den baja producción, y a su vez muy cargadas de polifenoles y en acidez.
Con estas premisas, Isabel fue contando cómo desde que empezó ha ido cambiando a unas vinificaciones espontáneas sin apenas o nada de sulfuroso añadido, debido a la propia calidad del mosto.
Las prácticas en la finca intentan ser lo más respetuosas con el medio ambiente. Y tanto la fermentación alcohólica como maloláctica suceden de forma espontánea.
 
Para detalle, de que la combinación de acidez y carga polifenólica protegen al vino: que la fermentación maloláctica puede estar haciéndose casi durante un año, sin que haya problema de contaminación externa. Hay que recordar que las bacterias lácticas son bastante sensibles al sulfuroso.

Otro detalle, normalmente descuba a 1020, cuando aún no ha acabado la fermentación para que los vinos no adquieran excesiva astringencia por contacto del mosto con los hollejos y pepitas. 
Y de todas formas, los vinos mostraban un intenso color. O sea, que las uvas venían bien cargadas de antocianos.

Esta zona cercana a Gredos se ha ido consolidando por la calidad de las garnachas que allí se cultivan. Poco a poco, la garnacha de Gredos o cercana ella, como es San Martín, son ya sinónimos de calidad y originalidad.

En Las Moaradas se hacen pequeñas fermentaciones, por parcelas, y a veces con dos recolecciones de la misma, cogiendo en una primera pasada las uvas más maduras y dejando para una o dos semanas después el resto. 

Estos fueron los vinos que probamos:

- Albillo Real, 2015. Vino blanco con crianza en madera.

Para su elaboración, el 30% del mosto se sometió a hiperoxidación con el fin de eliminar lo oxidable, aunque parece que también aportaba efectos positivos en aroma y en boca.
Los aromas eran a fruta madura, pera, y en boca muy potente. Poco a poco, aparecía la madera de forma que al buen rato, la madera era la protagonista.

- Las Moradas Senda. Garnacha 2012. El primer tinto, el más comercial, o más bien el más joven, y eso que era del 2012.
Aromas a fruta negra, cacao, en boca también mucha fruta, con ligero amargor y astringencia.

- Las Moradas La Sabina del 2010. También garnacha. Un vino cerrado, que tardó en dar lo que tenía. Elegante en boca pero poco expresivo, al menos para mí.
Hablando con Bernardo, él me dijo que era un vino que mejoraría claramente en botella.

Aquí debo indicar que Isabel proponía para un futuro hacer una cata vertical de sus vinos, y comprobar la evolución de los mismos en las distintas añadas.

- Las Moradas Initio, del 2009. El tinto garnacha que más gustó a muchos de los asistentes, debido a su elegancia en nariz y en boca. Un vino sedoso, con muchos aromas a fruta negra y que se apreciaban mucho mejor en boca.

Tanto el Initio como el Senda han recibido la medalla de oro del Concurso de Garnachas del Mundo 2016. 
En la lista también hay algunos vinos de garnacha que ya he probado, sobtre todo los de Aragón.

- Las Moradas Las Luces  2008.
Este vino me pareció más evolucionado de la cuenta, con más aromas terciarios. Es quizás el tope de gama pero no me convenció.

En resumen, catamos unos buenos vinos de Madrid perfectamente explicados por la enóloga de la bodega. 
La pena es que se sirvieron en catavinos que hacían que la intensidad de color fuera sobreestimada, y que los aromas infravalorados.
Con sólo catarlos en el vaso de agua, los vinos cambiaban mucho.

 A la vez que catábamos nos servían los alumnos del IES Gran Capitán unas cuidadas tapas. Muy rico el pulpo, y la hamburguesa.

 
Para terminar, otro enlace.
Las etiquetas de los vinos tenían fragmentos de relatos de conocidos autores.
Dichos relatos se pueden descargar de la web de Las Moradas.
Por ejemplo, este de Ángeles Caso, inspirado en la vida y actividad de Velázquez es un magnífico ejemplo.
 Relato de Ángeles Caso


 







lunes, 17 de octubre de 2016

Taberna La Cava de Orive




La Cava de Orive, se llama, está en un muy buen sitio, ahora que van a restringir el paso en San Pablo. 
Ahora mismo está casi cortado el tráfico debido a las obras de Capitulares, ya que sólo pasan los coches de los que tienen cochera por la zona. Aunque es de esos sitios en los que siempre estás de paso. Si uno se para, y mira la fachada del Palacio de Orive, bien vale de sobra una parada.
 

Aunque el sitio y su cocina bien vale por sí una parada.
¿Qué tipo de cocina? La casera, o muy casera: la de toda la vida, con los sabores de los platos que rrcuerdo que preparaban mi madre o mi suegra; sencillos, con sabor a lo que se come.

Parece ser que ninguno de los que atienden al bar cocina; es una señora que el día que fuimos ya se había ido, tras dejar preparados los platos.

La ensaladilla sabía a todo lo que estaba allí, quizás porque los ingredientes no estaban congelados, o tan solo los guisantes (que son muy caros los frescos).

Aparte de las tapas de cortesía con la primera consumición, pedimos otra media de ensaladilla rusa; abundante, más bien una ración. Quzás de las mejores que yo haya comido últimamente.

Y como quiera que el venado en salsa también estaba en carta, pues otra media. 
También nos sirvieron un plato generoso. Y es que hay que hacer afición para que los bares arranquen.
Por cierto, nos dijeron que iban a meter más carne de monte en su carta.
¡Qué difícil debe ser preparar un guiso de carne de monte! porque hay que hervir mucho la carne y después sustituir los fuertes sabores por una salsa bien condimentada. Como era el caso que nos ocupa.
Otro sitio donde preparan muy bien el jabalí es en la taberna La Yerbabuena (por el Zoco).

El vino fino, de Bodegas El Monte (Moriles), ambos de bag-in-box: Cebolla y Los Naranjos. Este último con mucha menos crianza.

Por cierto, lo sirvieron en copas, no en catavinos. Bien por ellos.
 
No me supieron como otras veces. 
Sin embargo este fin de semana en que hemos estado de perol familiar me llevé para empezar mi bag-in-box de Los Naranjos y me supo bien diferente al de la Taberna. En La Cava el fino menos ácido, con igual aromas, pero sobre todo diferente en boca. Sería apreciación subjetiva mía porque los probé ambos con una diferencia de un día.

El dueño se nos acercó varia veces para comprobar nuestro grado de aceptación. Comentó también las reformas que ha hecho, ya que un compañero se acordaba que antes la Taberna estaba, o había estado, regido por un  ruso (?).

La cuenta, 23 euros. Muy bien, casi comidos acabamos.
 Esperemos que siga el buen pie de la Cava, porque tiene un arduo trabajo de competencia de otros bares, y además requiere que los que transitan por la calle San Pablo recalen en ella, y no sigan... siempre de paso, de paso, de paso,... como decía el Aute.










martes, 11 de octubre de 2016

Buenos vinos de Federico Schatz, y encima biodinámicos

 De familia alemana con historia en lo de hacer cultivar viña y hacer vino, concretamente de la región de Baden-Wutemberg, Friedrich Schatz llegó a la zona de Ronda en 1982, con intención de plantar viñas en la Finca Sanguijuela.
En la finca de sólo 3 hectáreas tiene plantadas 9 variedades, entre ellas dos alemanas, la Lemberger y la Muscat negra. Elaboran 6 tipos de vinos, o sea, bajas producciones porque no da para más.

Nos juntamos los de la Asociación de Sumilleres de nuevo en casa de Joaquín Morales que nos acomodó en su hermoso patio.
Conozco los vinos desde hace tiempo. Estaba estudiando Enología y el compañero José María trajo una botella de Ronda, donde quería instalar viñedo y bodega. Nos abrió una botella de tinto de Schatz. De la variedad Lemberger, y allí nos pusimos los futuros enólogos a catar el vino, y empezar a decir cosas de él. Recuerdo que como era en casa, mi mujer pensó que estábamos perdiendo la chaveta, diciendo adjetivos del vino.
Con el paso de los años, José María tiene consolidada su propia bodega, Doña Felisa, y él es el presidente de la DO de vinos de Málaga. 

Allí nos habló Federico de cómo ha ido cambiando de cultivo ecológico, a ser biodinámico y también elaborar vinos naturales. La razón de esta evolución es porque él siente y cree que la tierra y su entorno, aire, exposición solar, deben de estar en armonía. Para ello emplea el icono de la biodinámica: el cuerno de vaca con al menos siete partos. 
Es difícil asumir estas ideas por falta de rigor científico, pero si funcionan y el producto funciona en el consumidor, resulta otra forma de entrar en ese reducido mercado de clientes que pagan por una botella de vino que refleje el trabajo del viticultor, la armonía de plantas, insectos, pájaros, rayos cósmicos, imanes ferrosos, etc. Y que el vino lo hagan las levaduras autóctonas o salvajes.
En definitiva, es un biodinámico convencido.

Ronda cuenta con lo mejor que se puede tener: altura (viñedos a más de 700 metros), lluvia, bajas temperaturas de noche, y como dirían Les Luthiers,… montones de turistas.

Catamos en total seis vinos, un blanco, un rosado y cuatro tintos. Cada uno con una letra de su apellido.

- S, Chardonnay 2015. Con crianza en barrica. Al principio cerrado después aromas a madera y melocotón. En boca, mucho mejor que en nariz, es mineral, sabroso, fruta blanca. Buena acidez. 
Con un platito de patatas con sepia.

- Z, rosado 2015, variedad Moscatel negro. También ha pasado por barrica. Con algo de fruta roja, espaciado. En boca muestra dulzor, poco ácido. No me convenció.
Con queso de cabra gratinado.
- H Acinipo 2007, variedad Lemberger. Lleva ya 7 años en botella, mostrando posos abundantes. Con mucha fruta, aún, en nariz, ácido en boca, frutal. Nada astringente.
Fue el vino que más me gustó, y también a alguno más de los asistentes, ya experto en catas.
Con foie y un higo troceado.

- C, Pinot Noir 2010. Con aromas a vegetal, fruta roja. En boca es delicado y fino.
Muy suave en el trago. 
Con atún en escabeche.

- Z, Finca Sanguijuela 2008. Con mezcla de variedades: tempranillo, syrah, merlot y cabernet sauvignon.
Era el vino más potente de la noche, con algo de astringencia, frutal en boca y nariz.
A otros le gustó más éste.

Quizás fue porque Joaquin un montadito de presa de bellota ibérica, o algo así.
Muy rico el bocado.

- T, Petit Verdot, 2009. Afrutado, dulzón, balsámico. Un poco balsámico. También de fácil trago, quizás excesivo. Me decía poco.

Con unas delicias de chocolate amargo recubriendo a queso azul. De rechupete, ¡cómo domina este hombre o más bien su mujer el chocolate fundido!.

Por cierto, nuestra sumiller viajera por esos extremos orientes volvió del Japón con una guía muy completa de lugares, bares, sitios de Córdoba, sí de aquí, que nunca había oído hablar.

Al final de la cata a todos nos quedó la sensación de que los vinos de Schatz eran muy fáciles de beber, amables. Si ya son demasiado fáciles, es cuestión de gustos.
En donde no hay discusión es que son vinos con un precio medio-alto, pero si uno atiende a la charla de su productor, comienza a pensar que también tienen estos vinos alma. ¿Será cuestión de fe como comentaba Rafa Migueles?

El caso es que al día siguiente estaba sin dolor de cabeza, fresco como una lechuga.
Ya no sé si es la biodinámica o la baja concentración de sulfuroso.

Pero dos días después parece que he pillado el virus estomacal que dos de mis compañeros de trabajo lo habían disfrutado el fin de semana, y ahora tengo el cuerpo para pocos farolillos.

No somos nadie.