domingo, 28 de mayo de 2017

Se come bien en Galicia. Por ejemplo, Restaurante Os Tres Golpes. En Finisterre

En esta Feria de Mayo cordobesa se nos ocurrió a dos hacer el camino portugués hasta Santiago de Compostela desde Valencia do Minho, en la frontera portuguesa y tras terminar en Santiago, continuar a Finisterre.
No voy a comentar sobre el camino de Santiago porque hay mucha información sobre él, pero son esas experiencias que hay que vivirlas por uno mismo y sobre todo, comprobar cómo tanta gente joven y mayor se pone a andar con el fin sólo de llegar.... Y disfrutar si se puede. 
Por la oferta que hay, se puede, con un poco de presupuesto. En nuestro caso, 40 euros por día: desayuno, comida, cena y alojamiento, y puede ser aún más bajo.

Y hemos comido muy bien: excelente tortilla de patatas y pulpo a feria en Restaurante Alboio (Tuy). Por cierto los huevos tienen un intenso color amarillo-naranja... en todos los sitios.

En Caldas de Reis, un excelente menú, y a muy buen precio en Restaurante O Cruceiro. En este restaurante nos pusieron un tinto joven con sólo 10,5º de Ribeira Sacra: color rojo-violeta intensísismo, con cuerpo y un fragante aroma y sabor a flores y frutos rojos. Vino cosechero, sin apenas etiqueta u¡y con una escueta referencia al productor (provincia de Lugo) y embotellador.
Este tipo de vino nos lo han puesto varios veces.

Pero a lo que me refería era al Restaurante Los Tres Golpes en Finisterre,













El restaurante está metido o escondido del tránsito urbano y de andantes; es un sencillo bar que sin embargo dispone de todo lo necesario ara salir satisfecho. Productos muy frescos y elaboraciones del marisco y pescado en su punto.

Por allí se ven pasar los centollos, nécoras, cajas de marisco, que piden los comensales. Con su niño dando la guerra, la madre entrando y saliendo con marisco y dándole un pescozón al revoltoso. Y todo muy bien atendido.

Los percebes, jugosos y carnosos con sabor a mar. Flipamos con ellos. Y la parrillada de pescado, que no es tal, al menos como aquí la entendemos porque el pescado: cabracho, merluza y rodaballo estaban ligeramente enharinados y fritos. Pero tan ligera fritura que el sabor era muy fresco.
Eso sí las navajas venían a la plancha. 

Las patatas en toda Galicia son una verdadero manjar, y en este caso las hervidas y que acompañaban a la fuente no defraudaron en absoluto.

 Todo acompañado de un Ribeiro, un pelín herbáceo, que no hizo desmerecer la comida.

En resumen, que las recomendaciones que hacen los lugareños o bien amigos que han estado antes, han sido muy acertadas.



martes, 16 de mayo de 2017

Para comer buenos cortes de carne. Con acento

En la avenida Al-Nasir, o sea y para entendernos, la primera parte del vial norte que llega hasta el Pretorio se encuentra este Resto-Bar llamado Con Acento y especializado en brasas. Como es de suponer y tratándose de dos uruguayos que lo llevan, las carnes asadas son los principales platos solicitados. 

Lleva varios años en este lugar, y como tantos otros locales que florecen por el boca a boca, quedamos el grupo de amigos por recomendación de Quino. Y el lugar merece la visita porque se come bien, el trato es agradable y la cuenta no es desmesurada para lo que al menos pedimos.

Cuenta este restaurante con tanques de cerveza de Estrella Galicia, pero con los días de lluvia de la semana pasada y con las viandas, pues poco caso se le hizo a la cerveza.

Tras un primer plato clásico de espera a los rezagados: ensaladilla rusa (sabrosa, aunque como éramos nosotros los rezagados apenas la pude probar); mollejas a la brasa (muy ricas, en su punto y sabrosas, con la sal justa); papas arrugadas (en su punto, pequeñitas, jugosas), y chorizo criollo.

Aquí debo mencionar las salsas, exquisitas, llenas de sabor. Y es que el chimichurri es un prodigio de años de sapiencia que nos dicen que combinan con cualquier carne de la mejor manera.
Es como la salsa de soja con la comida oriental: ambas me resultan adictivas.

Aparte de las carnes, se pidió ensalada mixta y salmorejo
El salmorejo venía con un punto dulce que se combinaba muy bien con los encurtidos. A quien no le gustan los aderezos pues lo tiene crudo. Pero quedan bien. De todas formas, el salmorejo bien hecho debe llevar su punto de vinagre y dejarse de decorados: su jamón y su huevo es lo que mejor le va. Son cosas del diseño, pero el plato quedaba vistoso. 

En cuanto a los vinos se pidió un buen surtido de ellos. Un fresco y aromático Uvas del Sol Malbec, después un Valdelosfrailes, tinto roble de Cigales para acabar con un Azpilicueta, tinto crianza de Rioja. Quizás este último fue el que mejor acompañó a la carne, pero a mi el tinto argentino me supo muy bien.

Por supuesto, lo mejor fueron las carnes asadas. Sólo marcadas en la parrilla, y para los que los quieren la carne bien pasada, sirvieron un hornillo con carbón para cada uno dar su punto. Carnes muy tiernas, sabrosas, en su punto de curación.
Mi carnicero del mercado de Ciudad Jardín, Pepe, me comenta que los argentinos cuando le piden carne para asado, les piden que les deje la carne amenos una semana más en la cámara frigorífica.

Los postres fueron la puntilla a la comida. Como es normal en todos los postres argentinos (ha sido mi primer uruguayo) estaban bastante dulces, que hizo que no se pudieran afortunadamente acabar, para así pasar una buena digestión.

Leo, el dueño, nos despidió y comentó el tiempo que lleva e este sitio, detalles y también cómo muchos jugadores del Córdoba CF le habían dado su camiseta.
El más curioso fue la de Xisco, que salió del club el año pasado y actualmente juega en la liga tailandesa, eso es un cambio de Rumbo. Pues decía que la semana pasada estuvo por su casa a comer porque se lesionó y prefiere médicos de aquí.

La cuenta, larga y al final contenida en el total por lo degustado: a 25 por persona. 

Ya digo, un restaurante muy bien montado, con gusto, bien llevado y que se come bien.





















martes, 9 de mayo de 2017

Bar Natali, un sitio tranquilo y con buena comida a buen precio

Este bar, el Natali, está situado en la calle Dr. Jiménez Díaz, entre las calles de Dr. Fleming y Dr. Barraquer. ¿Mucho médico, no? 
Estos nombres se dieron a la calles por su cercanía al Hospital de la Cruz Roja, y cuando se urbanizó la Huerta del Rey en los años cincuenta se buscaron personaje s ilustres de la medicina de aquelos tiempos.

Se trata de una calle peatonal, con jardines y arbolado que le hace ser fresca en los días y noches de verano, por lo que hemos frecuentado este sitio en repetidas ocasiones.
Parece que últimamente además de los vecinos y algunos que lo conocemos, es cada vez más conocido por el turismo extranjero porque tiene buenos precios pero apartado de la zona más turística.

Rebuscando en internet aparece la entrevista a Juan quien comenta que el cambio de carrera ofiocial de la Semana Santa le ha venido muy bien a su negocio por su proximidad a la Mezquita.

Los propietarios, María José y Juan, son naturales de Espejo, un pueblo conocido por sus fábricas de embutidos. Recuerdo que en mi niñez, si el viaje por la carretera de Granada iba bien, había la posibilidad de parar en casa Lorenzo a comer uno de sus sabrosos chorizos al vino.

Es por eso, que una de las raciones de la casa y que tienen anunciada bien grande en un cartel a la entrada del bar es el plato espejeño: patatas al pelotón, huevos y pimientos fritos, y por supuesto chorizo y morcilla.


Las raciones son abundantes y a buen precio. 
Los calamares fritos, saben a calamares; es de perogrullo pero cada vez más se sirven preciosas raciones de calamares, que creo vienen congelados y lavados de origen, por lo que apenas queda sabor marino.

Los finos son El Pato, Doblas y El Gallo.

La ensaladilla (en este caso la foto corresponde a la media ración) también está bien servida.

Del servicio, los camareros, algunos ya mayores, tienen un humor encomiable, que hace uno preguntarse como pueden estar siempre de tan buen humor y con ganas de guasa.

Una de las veces que fuimos sucedió tras la Cabalgata de Reyes Magos. Llegamos un patrullón familiar al otro bar del negocio, La Tabla, que está en la misma calle y un poco más abajo del Natali. El camarero nos recibió con la mejor de las sonrisas y dispuesto a que cambiaramos cuántas mesas quisieramos. Nos sirvió rápido y todos contentos.


El precio de ocho consumiciones, cuatro cervezas, cuatro medios y la media de ensaladilla, y la entera de calamares: 24 euros.
Muy bien de precio, sitio agradable, cómodo, y muy bien atendido.