martes, 16 de mayo de 2017

Para comer buenos cortes de carne. Con acento

En la avenida Al-Nasir, o sea y para entendernos, la primera parte del vial norte que llega hasta el Pretorio se encuentra este Resto-Bar llamado Con Acento y especializado en brasas. Como es de suponer y tratándose de dos uruguayos que lo llevan, las carnes asadas son los principales platos solicitados. 

Lleva varios años en este lugar, y como tantos otros locales que florecen por el boca a boca, quedamos el grupo de amigos por recomendación de Quino. Y el lugar merece la visita porque se come bien, el trato es agradable y la cuenta no es desmesurada para lo que al menos pedimos.

Cuenta este restaurante con tanques de cerveza de Estrella Galicia, pero con los días de lluvia de la semana pasada y con las viandas, pues poco caso se le hizo a la cerveza.

Tras un primer plato clásico de espera a los rezagados: ensaladilla rusa (sabrosa, aunque como éramos nosotros los rezagados apenas la pude probar); mollejas a la brasa (muy ricas, en su punto y sabrosas, con la sal justa); papas arrugadas (en su punto, pequeñitas, jugosas), y chorizo criollo.

Aquí debo mencionar las salsas, exquisitas, llenas de sabor. Y es que el chimichurri es un prodigio de años de sapiencia que nos dicen que combinan con cualquier carne de la mejor manera.
Es como la salsa de soja con la comida oriental: ambas me resultan adictivas.

Aparte de las carnes, se pidió ensalada mixta y salmorejo
El salmorejo venía con un punto dulce que se combinaba muy bien con los encurtidos. A quien no le gustan los aderezos pues lo tiene crudo. Pero quedan bien. De todas formas, el salmorejo bien hecho debe llevar su punto de vinagre y dejarse de decorados: su jamón y su huevo es lo que mejor le va. Son cosas del diseño, pero el plato quedaba vistoso. 

En cuanto a los vinos se pidió un buen surtido de ellos. Un fresco y aromático Uvas del Sol Malbec, después un Valdelosfrailes, tinto roble de Cigales para acabar con un Azpilicueta, tinto crianza de Rioja. Quizás este último fue el que mejor acompañó a la carne, pero a mi el tinto argentino me supo muy bien.

Por supuesto, lo mejor fueron las carnes asadas. Sólo marcadas en la parrilla, y para los que los quieren la carne bien pasada, sirvieron un hornillo con carbón para cada uno dar su punto. Carnes muy tiernas, sabrosas, en su punto de curación.
Mi carnicero del mercado de Ciudad Jardín, Pepe, me comenta que los argentinos cuando le piden carne para asado, les piden que les deje la carne amenos una semana más en la cámara frigorífica.

Los postres fueron la puntilla a la comida. Como es normal en todos los postres argentinos (ha sido mi primer uruguayo) estaban bastante dulces, que hizo que no se pudieran afortunadamente acabar, para así pasar una buena digestión.

Leo, el dueño, nos despidió y comentó el tiempo que lleva e este sitio, detalles y también cómo muchos jugadores del Córdoba CF le habían dado su camiseta.
El más curioso fue la de Xisco, que salió del club el año pasado y actualmente juega en la liga tailandesa, eso es un cambio de Rumbo. Pues decía que la semana pasada estuvo por su casa a comer porque se lesionó y prefiere médicos de aquí.

La cuenta, larga y al final contenida en el total por lo degustado: a 25 por persona. 

Ya digo, un restaurante muy bien montado, con gusto, bien llevado y que se come bien.





















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